Las instituciones de educación superior están comprometidas a promover la igual de oportunidades entre hombres y mujeres, así como impulsarlas en la sociedad eliminando la idea de que existen carreras para hombres y carreras para mujeres porque todos tenemos derecho al acceso a la educación sin importar cuál sea la formación que se desea.
Para poder hablar de la perspectiva de género en la educación, es fundamental explicarnos su significado, para lo cual vale la pena desglosar la frase y empezar diciendo que la perspectiva supone mirar nuestro entorno a partir de un punto de vista que abarque todo el panorama global, todo dentro nada fuera. Es una mirada amplia de 180 grados. A esa mira amplia se le suma la obligación de ver los acontecimientos a través de un el foco especifico y ese foco es el género. Pero ¿qué es el género?
El término género surge en la década de los setenta y se define en un documento del INMUJERES del 2007 como a la categoría que analiza cómo se definen, representan y simbolizan las diferencias sexuales en una determinada sociedad.
Para irnos entendiendo, lo primero que debemos saber es que existe una diferencia entre sexo y género, y es fundamental evitar confundir los términos. Es decir, el sexo se define a partir de nuestros órganos sexuales -es definido por la biología- y, encontramos que entre hombres y mujeres hay diferencias en nuestros genitales, los hombres tienen pene, mientras que las mujeres vulva, entre muchas otras características y a partir de esta categorización se fueron construyendo una sería de estereotipos y roles sociales.
Hay quien erróneamente cree que el género es sinónimo de mujer, nada más alejado de la realidad. El género es una construcción social y culturalmente que define el rol de las personas, pero es también la identificación que cada persona tiene de sí misma, con relación a lo femenino y lo masculino.
Por tanto, la perspectiva de género da cuenta, a través de un riguroso análisis histórico, antropológico, político y económico, que el género es una construcción social y su subordinación obedece igualmente a una construcción histórica que ha convenido al orden social patriarcal.
La perspectiva de género es entonces el resultado de una reapropiación del conocimiento a través de la cual se puede visibilizar que las relaciones entre sexos no están determinadas por lo biológico, como muchos años lo argumentaron las ciencias desde la visión patriarcal, sino que sus relaciones están determinadas por lo social.
Dicha perspectiva trabaja en la recuperación del papel de las mujeres en el desarrollo de las sociedades y desde ahí lo que contribuye en su emancipación y recuperación de su poder, para construir en la construcción de una sociedad verdaderamente democrática, que reconozca su diversidad genérica sin jerarquizarla. A partir de lo anterior, es que la perspectiva de género es uno de los aportes teóricos analíticos más importantes del feminismo.
En esta construcción de la mirada de los masculino, lo femenino y lo biológico, la academia tiene un papel fundamental que básicamente podemos abonar desde dos ejes. Por un lado, un sistema educativo que informe y forme al estudiantado en la importancia de reconocer a hombres y mujeres como iguales y que a partir de sus diferencias no se construyen desigualdades, sino que se armonizan como personas.
Si imaginamos una enseñanza en donde el reconocer la importancia del género sea trasversal en las materias, entonces, estaremos educando una futura fuente laboral, científica, investigadora, política y docentes que desarrollara sus funciones de forma que normalice la perspectiva de género.
Y, por otro lado, como un requisito fundamental para lograr lo anterior, es que la academia haga un gran esfuerzo para garantizar el ingreso de mujeres a la educación superior, allegándose del desarrollo de acciones afirmativas con perspectiva de género, para identificar cuáles son esos obstáculos que subyacen e impiden el acceso de las mujeres a la educación superior y los elimine, la cual deberá partir de arrancarse la absurda idea de que hay formaciones mejores para hombres que para mujeres o que hay unas hechas más para mujeres que para hombres. Todas las personas tenemos acceso a la educación y de manera libre a elegir aquella carrera que se acerque más a nuestros intereses. Sin prejuicios ni estigmas, mientras que desde el acceso a la educación las mujeres no se encuentren con espacios seguros y accesibles, no podremos romper con el círculo vicioso que nos mantienen como una sociedad patriarcal.